Orígenes

Kandel Bar'el Capítulo 1

Kandel Bar'el
Capítulo 1: Orígenes

Recuerdo el fuego... lo arrasaba todo. Las torres caían sobre la gente. Esa noche, a tan temprana edad, conocí la muerte, la saboreé y la olí. Esa noche, en brazos de mi padre, me di cuenta de que me acompañaría siempre. Aquel sabor... aquel hedor...
El cielo nocturno del bosque refulgía con las llamas, naranja y rojo, rojo como la sangre... Mi padre se paró. Y le entregó mi mano a mi madre. Sacó su espada y su escudo y nos dio la espalda. ¡Cómo refulgían las llamas en su flamante armadura! Nadie podría con papá... ¿nadie?
¿Estás seguro de eso?
Mi madre corría, sus pies levantaban el polvo del camino que se evaporaba en el aire creando volutas de arena... Y papá al fondo. Y entonces lo vi. Recuerdo que traté de taparme los ojos... Pero no fui capaz de mover mis brazos. Nis parpados desobedecían las órdenes de mi cerebro que, con angustia, les pedía que se cerraran, que no vieran aquello. Todo el maldito ejército de necrófagos querían salir por la misma puerta. Pasaron por encima de mi padre, lo arroyaron... LO HUMILLARON.
Siguieron hacia delante. Hacia nosotros. Entonces mi madre se paró en seco, los necrófagos se acercaban por detrás a toda prisa, el terrible hambre caníbal dibujado a fuego en sus ojos. Y mamá no se movía. Entonces me giré para ver qué era eso que le impedía a mamá seguir avanzando hacia la vida, hacia nuestra libertad.
Temí encontrarme con uno de esos enormes golems de carne, construidos a partir de piezas de otros. Con una Valkir que nos envolviera en sus alas y nos llevara plácidamente al reino del sueño eterno. Nada en el mundo me habría preparado para enfrentarme a lo que tenía delante.
Una maldita pared. Sólo eso. Una oportuna pared. ¿Quién diablos era el arquitecto de Lunargenta? ¿Un maldito aficionado a los laberintos?
Fuera como fuese nada nos habría preparado para lo siguiente que iba a pasar. Estábamos acorralados. Éramos elfos muertos, y entonces...
Recuerdo que una luz nos envolvió a todos. Venía de la mano de Drusïlïa. Con su otra mano, comenzó a lanzar destellos de luz que acababan con los no – muertos que osaban acercarse. Despejó el camino ella sola y pudimos salir de la ciudad.
A partir de ese momento comencé a llamarla "Lamparilla", sobra decir que a ella no le gusta.
Nos establecimos en la nueva Lunargenta. Recuerdo que nuestra nueva casa era mucho más pequeña que la anterior. Drusi y yo nos pasábamos la vida peleando. En la niñez, y la adolescencia...
La adolescencia fue dura para ambos. Pero cada uno la vivió por su lado. En aquella terrible fecha, fue cuando perdí mi juventud y empecé a convertirme en el elfo que sería a partir de entonces. En ese momento, conocí a Urrk...
CONTINUARÁ...